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El suscrito, diputado federal en la LIX Legislatura del honorable Congreso de la Unión, con fundamento en el artículo 58 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, se permite presentar ante esta asamblea proposición con punto de acuerdo, al tenor de las siguientes
Consideraciones
Desde hace algunas semanas, diversas informaciones vertidas en los medios de comunicación dan cuanta de una creciente proliferación de billetes falsos en todo el territorio nacional.
Hace apenas unos días, en la Ciudad de México fue descubierta una caja que contenía siete mil 120 billetes falsos de 200 pesos, equivalentes a más de un millón de pesos.
Destaca el hecho de que los billetes falsificados con mayor frecuencia son los de las denominaciones de 200 y 500 pesos; y aun el recientemente puesto en circulación billete de mil pesos también ha comenzado a ser falsificado.
Se calcula que, apenas puestos en circulación, de los billetes de mil han sido detectados 300 billetes falsos en apenas dos meses.
Hay evidencia de que en diversas entidades del país, existe un mercado negro de billetes falsificados, que son vendidos al público en general y puestos en circulación todos los días.
Se trata de un problema grave que está afectando tanto a los usuarios comunes, es decir a los ciudadanos, como a los comerciantes y aún a las instituciones bancarias.
Son muchos los casos de turistas extranjeros que, al no estar familiarizados con las características de los billetes, son sorprendidos por estafadores que les entregan billetes falsos.
Es un círculo vicioso porque cada billete falso puesto en circulación recorre varias manos hasta que es detectado, afectando tanto el propio funcionamiento del mercado como los procesos inflacionarios.
A pesar de que las distintas autoridades involucradas como el Banco de México y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores han minimizado el problema, no se cuenta con registros confiables sobre el número de billetes falsos en circulación, de lo que desprende que el problema podría ser más grave de los que se presume.
Pero si todas esas circunstancias no fueran suficientes para llamar la atención de esta soberanía, se encuentra el hecho de que, en meses recientes, se ha vuelto común que en los propios bancos, a través de los cajeros automáticos, se entregan billetes falsos a los usuarios.
Comienza entonces un vía crucis para los cuentahabientes porque les resultará muy complicado lograr que les sea canjeado el billete falso por uno original y, en consecuencia, restituido su dinero.
Huelga decir la indefensión en que son colocados los ciudadanos porque carecen de instrumentos jurídicos para defenderse de esta modalidad de estafa.
Las más de las veces los usuarios tendrán que absorber el costo por un error atribuible a la institución bancaria, que en la recepción de los billetes no satisfizo los requisitos de seguridad mínimos.
Estamos así frente a un problema público en varios niveles, que comienza con la facilidad con que pueden ser duplicados, clonados y falsificados los billetes en circulación, de todas las denominaciones.
El problema continúa cuando, ya en circulación y sin ser detectados, los billetes falsos se mezclan con los verdaderos y llegan hasta las instituciones bancarias que, de nueva cuenta y sin retenerlos, los ponen en circulación para que sigan funcionando hasta que finalmente son descubiertos.
Parece entonces indispensable el trabajo conjunto entre diversas autoridades para frenar esta grave problemática y evitar el deterioro en la confianza de nuestra moneda que ya se registra en el país, a fin de lograr:
2. Que los usuarios puedan detectar por sí mismos cuando tienen en sus manos un billete falso.
3. Que alguna autoridad se haga responsable de restituirle al usuario la totalidad de su dinero cuando el billete falso salga de una institución bancaria.
Por lo anterior, me permito someter ante esta soberanía la siguiente proposición con
Punto de Acuerdo
Primero. Se exhorta al Banco de México a reforzar las medidas de seguridad en los billetes en circulación, de todas las denominaciones, que hagan más complicada o -en su caso- imposible la falsificación.
Segundo. Se exhorta al Banco de México y a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores a realizar una campaña nacional de información y difusión sobre las características de identidad de los billetes en circulación, de todas las denominaciones, así como de las medidas de seguridad que las personas deben considerar para identificar los billetes falsos.
Tercero. Se exhorta a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores a supervisar, en el marco de sus atribuciones, que las instituciones bancarias regulares no manejen billetes falsos y que en caso de que por cualquier vía, éstos se entreguen a los usuarios, se obligue a la institución al canje inmediato por un billete auténtico.
Salón de Sesiones de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, Palacio Legislativo de San Lázaro.- México, DF, a 8 de febrero de 2005.
Diputado: Javier Salinas Narváez (rúbrica).